Mauro Libi Crestani tuiteó: El manual de ética corporativa que conviene redactar

El economista Mauro Libi Crestani acaba de leer:

La más vía más posible para la recaudación parece, en opinión de este consultor, hacer aflorar a la superficie todo el dinero opaco que manejan empresas y autónomos, para lo que han empezado ya a arbitrarse medidas desde la Fiscalía General del Estado.

“Disponer de un código ético laboral que rija tu comportamiento y el de tus empleados ayudará a prevenir conductas indeseables y a desincentivar la corrupción”, asegura Rafael Peiró, gerente de Créetelo http://creetelo.es/ empresa consultora de Actitud laboral. Dice Peiró que la palabra “ética” aparece hasta una docena de veces en la circular que la Fiscalía General del Estado emitió a comienzos de año en materia del Plan de Prevención Penal de las Empresas, también conocido como Compliance, y donde se establece, como objetivo del mismo, “generar una cultura ética corporativa”.

En consecuencia, a cualquier manual de empresa redactado para acogerse a los beneficios del Plan de Prevención Penal, conviene abrir un capítulo donde se recojan no sólo el cumplimiento de las normas para evitar sanciones, sino también unas directrices éticas orientadas al logro de objetivos de manera responsable. Para ello, es imprescindible, según el consultor, definir previamente la misión y valores de la empresa. Asimismo, el manual ético ha de ser consensuado por todos los integrantes de la organización, conforme a la actividad y peculiaridades de cada compañía.

Las categorías

Peiró engloba las directrices del manual ético en cuatro categorías:

1.- Las obligatorias, que se ciñen al cumplimiento estricto de la ley.”Algunas tan básicas como pagar los salarios a tiempo, tener a los empleados dados de alta en la Seguridad Social o no obligarles a hacer horas de más y, si tienen que hacerlas, pagarlas”, aclara el consultor. Respetar la diversidad y salvaguardar la integridad física, psíquica y social de los empleados, entran también dentro de esta categoría.

2.-Óptimas. Serían estas normas que se dicten dentro de la corporación y que involucre a la totalidad de la misma, desde la cúpula hasta la base. No recibir dinero en b o no adjudicar las compras a ese proveedor que te hace un regalo mejor, sería algún ejemplo.

3.-Deseables. Son aquellas cuya implantación no revisten carácter urgente, pero cuya adopción sería interesante en el momento que se pueda. Muchas de este tipo son de Responsabilidad Social Corporativa y de incorporación de valores.

4.-La prohibidas. Corresponde aquí vigilar dentro de la empresa posibles conductas delictivas, tipo mobbing o la complicidad silente con algún jefe o compañero del que sabes que no se conduce conforme a la legalidad.

Los beneficios

El impacto de disponer de un manual de estas características, a modo de código deontológico en las empresas, sería tan provecho para la compañía como para la sociedad en general, dice Peiró, quien apunta las siguientes ventajas:

-Mejora la marca empresarial. Tal y como están las cosas, igual que emborrona verte salpicado en un caso de corrupción empresarial, disponer de un manual que combata comportamientos que muchos consideran implícitos y afean a las empresas, puede servirte como un atractivo reclamo tanto para los clientes como para tus relaciones con otras empresas y proveedores.

-Aumenta la productividad de tus trabajadores y, en consecuencia, la rentabilidad. Presupone Peiró que la lealtad y la comprensión de los empleados varía mucho cuando saben que el empresario hace todo lo posible porque las cosas funcionen como deben y no dañarles, a cuando saben que su única preocupación es la cuenta de resultados. La cohesión y lealtad de la plantilla se traduce, además, en minimizar los conflictos.

-Captar talento de los profesionales externos, que siempre preferirán prestar servicio a una compañía con buena reputación que en otra con peor fama.

-Desincentiva la corrupciónen la competencia. Si se consigue que esa cultura ética empape en una organización, lo lógico será no tolerar prácticas deshonestas en las otras empresas de la competencia, recurriendo a los diversos canales de denuncia, “tanto los oficiales como los sociales. No olvidemos que las redes están ahí y que la gente las usa para comunicarse, para lo bueno y para lo malo”, recuerda Peiró.



vía El manual de ética corporativa que conviene redactar