Mauro Libi Crestani tuiteó: El punto de locura que necesita tu empresa

El economista Mauro Libi Crestani acaba de leer:

Vale que ni todos los locos son genios, ni a la inversa, pero decía Einstein que locura era hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes. No hablamos, pues, de la locura de emprender, sino de huir del estancamiento cuando algo falla en tu negocio, cuando observamos el surgimiento de tecnologías amenazantes o, simplemente, cuando la empresa sobrevive por inercia sabiendo que podrías sacarle mayor partido. Para ello hace falta recobrar el entusiasmo inicial y provocar algo más que un golpe de suerte.

Pero, aun sabiendo que el empuje podría llegar de un cambio de paradigma empresarial, resulta complicado hacerlo cuando no se trata de errores. En estos casos la práctica del pensamiento lateral puede resultar de gran ayuda para explorar ideas disruptivas sobre lo ya establecido. Según Edward de Bono, el padre de la teoría, existen tres maneras en las que el pensamiento puede quedar obstruido: falta de información, bloqueo mental, y cuando lo obvio impide la visión de una opción mejor. Es en este tercer caso donde resulta especialmente útil pensar lateralmente.

Ana Apesteguía, responsable de A3Coaching, define el pensamiento lateral como “una técnica para generar ideas desde una perspectiva diferente a la racional” y defiende su aplicación en situaciones donde los emprendedores deben encarar un problema nuevo o cuando desean dar un giro al negocio. “A veces nos empeñamos en cavar siempre en el mismo agujero en lugar de pararnos a pensar si podríamos cavar en otro”, dice la coach.

El pensamiento divergente consiste en un proceso de generar ideas creativas mediante la aportación de muchas posibles soluciones a un mismo problema. La respuesta al nuevo reto llega, así, de forma poco convencional. No obstante, aclara Apesteguía que el pensamiento lateral no es una virtud sino una habilidad y que, como tal, puede desarrollarse a través de la práctica y la ayuda de determinadas técnicas, muchas de ellas enmarcadas en lo que se conoce como “salir de la caja”.

Condiciones para favorecerlo

Dice Apesteguía que, para que funcione con eficacia, lo mejor es instaurar estas dinámicas de forma continuada en la empresa. “Es como si alguien va a un curso para aprender a hablar en público el día antes de la conferencia. Lo normal es que cuanto más se entrene mejor sea el resultado”. Pero, además de la permanencia, observa la coach otras condiciones que propician el hallazgo de resultados. Son estas:

-Tono distendido: El objetivo es que en las sesiones fluyan de forma espontánea ideas dispares sin ridiculizar ninguna solución. Precisamente eso es lo que se persigue, provocar respuestas ilógicas que, a priori pueden parecer auténticas locuras.

-Problemas concretos: Conviene acotar el máximo posible el problema que quiere solventarse. No valdrían planteamientos genéricos del tipo “cómo podemos mejorar la empresa” sino “cómo conseguir que el presidente de Telefónica compre mi método para aprender chino”.

-Pregunta fuera: Puede suceder también que rutinas seguidas durante años en la empresa frenen, de forma consciente o inconsciente, la aportación de soluciones alternativas. Cuando se sospecha que eso sucede, puede ser interesante acudir a una visión externa a la organización. No hace falta consultar a expertos, dice Apesteguía, basta con que  esa persona esté libre de prejuicios y no acumule ninguna experiencia en la empresa.

-Dar tiempos formales dentro de la compañía para entrenar el pensamiento lateral sin necesidad de llegar a una situación de crisis. Esto acostumbra a la reflexión y a cuestionarse de forma periódica los planteamientos establecidos. Quién sabe si la empresa podría ir mejor de lo que va.

Algunas prácticas

De muchas técnicas que propician el pensamiento lateral ya se ha hablado en esta web, como la tormenta de ideas o la de los 6 sombreros, pero hay muchas formas de desencadenar nuevas ideas. Otra que apunta la coach es la de la elección aleatoria de una palabra en el diccionario y, a partir de ella, establecer conexiones con el problema planteado buscando bien analogías, bien divergencias. Distorsionar el problema, a lo grande o a lo pequeño, invertirlo o fraccionarlo son otras técnicas.

Existen, asimismo, numerosos acertijos que pueden consultarse en internet para provocar la búsqueda de respuestas fuera de la lógica. Un libro interesante en este es el del ingeniero escocés Paul Sloane, “Ejercicios del pensamiento lateral” donde recoge, en una serie de volúmenes, problemas clásicos del pensamiento lateral.

Obtenidas, por la vía que sea, la información y nuevas ideas, tendrás que regresar al mundo de la razón para ya, con el pensamiento convergente, analizar la lógica de las soluciones conforme a tus circunstancias y posibles fuentes de disrupción en áreas de tu negocio o ajenas. Esto te ayudará a romper con la ortodoxia  



vía El punto de locura que necesita tu empresa