Mauro Libi Crestani tuiteó: ¿Quieres emprender y no sabes por dónde empezar? Lee primero esto

El economista Mauro Libi Crestani acaba de leer:

Da igual dónde vivas, porque hay organismos municipales, provinciales, regionales y estatales que te ayudarán a emprender un negocio. No es –no debe serlo– la única guía, pero es un buen punto de partida si estás completamente perdido/a.

Si tu proyecto es o va a ser de ámbito local, lo mejor es que te dirijas a tu ayuntamiento, que contará, muy probablemente, con una agencia de desarrollo local. Éstas, con el apoyo de sus respectivas consejerías de economía y empleo, tendrán planes específicos de asesoramiento, formación y financiación.

El círculo se amplía
En el caso de que vivas en una capital de provincia, las opciones son mayores, porque, además de las consejerías, puedes acudir a tu cámara de comercio, a la Diputación de tu comunidad, a las asociaciones empresariales…, que contarán con viveros de empresa y con acuerdos con los Centros Europeos de Empresas e Inovación (CEEI).

Si tu idea es de base tecnológica o tiene un alto componente de I+D, lo recomendable es que recurras a entidades especializadas como los Parques Tecnológicos, los CEEI, los centros con la universidad o el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI).

¿Y qué necesitas después?
Puedes emprender sólo, sin ayuda de terceros, pero cuando vayas a buscar socios, inversores, profesionales cualificados o proveedores es probable que te cueste más convencerles. Y no es cuestión de que tu idea sea más o menos buena, sino de que sea viable. Y desde luego qué mejor carta de presentación puede tener que ir respaldada o de la mano de una institución que ayuda a emprender.

“Es importante porque aportan al proyecto una visión objetiva y una experiencia que ahorra cometer errores. Y además, que un proyecto lleve un certificado de idoneidad ayuda a abrir puertas y a aprovechar los convenios de colaboración que esa institución tenga con la Administración o con entidades financieras privadas”, subraya Jaume Baró, de Barcelona Activa, agencia de desarrollo local del citado ayuntamiento.

Y son tales las ventajas que presentar un mismo proyecto a una entidad financiera en un caso, avalado por un organismo especializado, y en otro, de tu puño y letra, la respuesta puede ser diferente. Es probable que en el segundo supuesto no te hagan ni caso. Incluso, ahora que están de moda los microcréditos, lo primero que te pide el banco es que el proyecto esté avalado por un programa de apoyo al emprendedor, porque se presupone que has tenido asesoramiento y formación previa para desarrollarlo.

1. Oportunidad o necesidad. Es importante diferenciar al que emprende por necesidad del que lo hace por oportunidad. El primero tiene más posibilidades de fracasar, porque no elige el mejor momento para emprender, sino que lo hace porque no le queda otra opción. Además, suele ser gente con pocos recursos financieros, lo que es un craso error. Mientras que el segundo tiene más garantías porque puede elegir el cuándo.

2. Incapacidad de gestión. Más que tener una buena idea, hay que saber desarrollarla. “Se piensa –señala este experto– que una idea vale para montar una empresa. Si es innovadora y original…, fantástico, pero lo importante es la capacidad de gestión y la de desarrollar esa idea correctamente. Si tienes la idea del siglo, pero no sabes llevarla a cabo, no sabrás gestionar después la empresa. Fracasarás. Y al contrario, si la idea es normal, pero eres un buen gestor y sabes desarrollar con inteligencia el proyecto, tendrás más posibilidades para sacarla adelante”. Baró advierte que creer sólo en la idea hace al emprendedor ser ciego al mercado: “Esa autoconfianza genera ansiedad y precipitación; no se toman en cuenta factores como las necesidades de financiación inicial. Confía tanto en su producto que cree que se va a vender solo. Que las previsiones de ventas sean muy optimistas provoca que la dotación de provisión de fondos y las previsiones de financiación iniciales no estén del todo justificadas. Eso hace que, a los pocos meses de operar, empiecen a ver que la idea no funciona”.

3. Desconocer el mercado. Un estudio de mercado se puede hacer de forma casera y con coste prácticamente cero. Imagina que vas a montar una zapatería y quieres saber dónde. Consigue un mapa de la ciudad y un listado de las zapaterías que ya existen. Señálalas en el callejero. Localiza en qué áreas no hay, hay menos o dónde puede haber más demanda en función de la población de ese área (esos datos los puedes conseguir en Internet). Cuando encuentres una zona adecuada, visítala para buscar locales libres y ver qué negocios próximos existen. Analiza el tráfico de gente que tiene. Después pregunta a los transeúntes qué tipo de negocio echan en falta o si necesitarían una zapatería. Y en base a todo eso, haz números y llega a la conclusión de si es viable pensar en un futuro proyecto.

4. ¿Y el dinero a largo? No se pueden hacer números sólo para salir a la calle, pensando en que el día de apertura habrá una avalancha de clientes. “La gente se pregunta cuánto necesita para arrancar. Consigue el dinero y se lanza, pero ¿y después?, ¿cuánto va a necesitar y de dónde lo sacará? Calcula, mínimo, año y medio o dos de pérdidas y planifica cómo lo superarás y de dónde sacarás dinero”.

5. Desfases de tesorería. Es uno de los errores más dañinos. Supon que tus clientes te pagan a 90 días y tus proveedores te exigen que les pagues a 30, 15 o al contado. Tienes un desfase de tesorería: no hay dinero en caja y tus proveedores te aprietan. Lo curioso es que tienes dinero virtual, pero hasta dentro de 90 días no lo cobras. Muchas empresas mueren ricas, a la espera de que sus clientes les paguen, porque tienen sus cobros a largo y sus pagos a corto. Haz una gestión eficaz del cobro buscando acortar plazos y eliminando clientes que no sean rentables.

6. Precios estimados sin un análisis previo de costes. Antes debes saber cuánto gastas, cuánto te cuestan los materiales, el local, la luz, el personal..., y a partir de ahí, ¿qué margen quieres obtener para ser rentable?

7. Ignorar al cliente. Pensar que lo que te gusta a ti es lo que le gusta a la mayoría tiene consecuencias nefastas. Empieza por pregúntales qué necesitan y cuánto estarían dispuestos a pagar.

¿Qué formación necesitas entonces?

Un emprendedor sin ninguna experiencia tiene que centrarse primero en planificar su negocio. Y, ahí, cuánta más información y recursos tengas, más sobre seguro irá. Te proponemos formarte en creación de empresas y gestión básica de tu negocio en un programa de 100 horas para emprendedores novatos.

Cuánto más planificas, más seguro vas y más consciente eres de los peligros a los que te enfrentas, y detectas los factores clave para el éxito del negocio. Si eres un economista, controlarás más. Pero si tienes un perfil técnico… tienes que detectar cuáles son tus puntos débiles en cuanto a tu formación. Puedes haber estudiado dirección de empresas, pero no has vendido nunca. Puedes encontrarte con que no sabes lo que es una cuenta de resultados.

A la hora de formarte, va a influir qué papel vas a desempeñar dentro de tu empresa. Está claro que tu formación dependerá también de cuál va a ser tu perfil dentro de tu empresa y a qué te vas a dedicar: si vas a llevar una parte más comercial, sí sería bueno que te formaras en temas comerciales; si quieres llevar un tema más interno, de Administración, lo lógico es que tengas nociones básicas… Tú sabes mucho de lo tuyo, pero no sueles saber cómo es la gestión día a día de una empresa.

¿Y cuánto tiempo inviertes en formarte? Porque no es precisamente tiempo lo que te sobra. Ahí tienes que valorar la calidad. La formación consume tiempo. Tienes que valorar la inversión y el retorno. Es, sobre todo, una cuestión de tiempo y calidad, más que de recursos. No es tanto un tema de precios: es un tema de timing.

Con los consejos que nos han ofrecido expertos y emprendedores, hemos creado un programa tipo para cubrir las carencias básicas con las que arrancan la mayoría de los nuevos emprendedores. Con 100 horas es suficiente para ponerte en marcha y ser consciente de cuáles son tus puntos débiles –y, claro, para poder decidir así si vas a necesitar más formación–. Te contamos qué tienes que buscar en un curso:

Creación de empresas

¿Qué necesitas aprender? Conocer cómo va a ser la gestión diaria de una empresa. Un curso de este tipo tiene que proporcionar al alumno los conocimientos generales de lo que es una empresa, así como de todos los elementos que deben considerarse, tanto en el proceso de creación, como en el desarrollo y formalización del proyecto y plan de empresa.

¿Qué tipo de contenidos tiene que tener un curso de este tipo? Experiencias de emprendedores en primera persona. Una de las quejas más comunes de los asistentes a este tipo de cursos es la falta de personal docente con experiencia emprendedora. Sin embargo hay cursos que ofrecen, además de contenidos teóricos, experiencias prácticas de emprendedores. Algunos Centros de Empresas e Innovación cuentan, además, con simuladores empresariales para que los futuros emprendedores practiquen en un entorno empresarial, pero sin correr riesgos. Tienen que orientarte sobre cómo poner en marcha un plan de negocio.

¿Duración aconsejada? Máximo 30 horas.

Finanzas para no financieros

¿Qué necesitas aprender? A interpretar y analizar la información financiera para comprender la situación global de la empresa. Además obtendrás conocimientos y habilidades propias del ámbito financiero que te permitan interpretar y comprender la importancia de los números, como afectan críticamente a las operaciones diarias y como relacionarlos con los objetivos del negocio.

¿Qué tipo de contenidos tiene que tener un curso de este tipo? El valor temporal del dinero. El balance de situación. Fuentes de financiación a corto plazo: línea de crédito, línea de descuento, factoring crédito comercial. La cuenta de pérdidas y ganancias. Fuentes de financiación a largo plazo. Inversión de productos financieros. Análisis de los estados financieros. Análisis de Inversiones. Módulo de sensibilización medioambiental.

¿Duración aconsejada? Máximo 30 horas.

Técnicas de venta y negociación comercial, y planificación del trabajo comercial

¿Qué necesitas aprender? Aunque tú no te vayas a dedicar directamente a vender, a la hora de montar tu negocio tendrás que ‘vender’ tu idea en distintas etapas –bancos, planes de negocio, inversores privados, solicitudes de subvenciones…– y si contratas un equipo comercial tendrás que tener elementos de juicio para analizar su forma de trabajo y su productividad. Necesitas conocer, sobre todo, cómo funciona el proceso de venta de un servicio y de un producto.

¿Qué tipo de contenidos? Etapas de la venta, cómo preparar una entrevista, contactar con éxito, conocer en profundidad a la clientela, psicología de la compra, herramientas de diálogo comercial, habilidades de negociación, estilos de negociación, estrategias y tácticas de negociación, gestión del tiempo comercial, productividad en la actividad comercial, gestión y planificación de rutas, tratamiento de imprevistos y urgencias.

¿Duración aconsejada? Máximo 20 horas.

Elaboración de un plan de negocio

¿Qué necesitas aprender? Básicamente, en una primera fase, a interpretar la información necesaria que te va a ayudar a decidir si pones o no en marcha tu empresa.

¿Qué tipo de contenidos tiene que tener un curso de este tipo? Tiene que ayudarte a identificar tu proyecto y enseñarte cómo elaborar un plan de marketing, de operaciones, de recursos humanos, de inversiones, un plan económico financiero, analizar la estructura legal que debería tener tu empresa, y cómo planificar un calendario de ejecución.

¿Duración aconsejada? Máximo 20 horas.

Encontrarás una selección de Cursos MOOC online y gratuitos para emprendedores en este enlace http://www.emprendedores.es/gestion/hacer-un-mooc.



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