Mauro Libi Crestani tuiteó: ¿Por qué te interesa plantearte el design thinking para tu negocio?

El economista Mauro Libi Crestani acaba de leer:

El cliente tiene la última palabra así que, condición indispensable para que funcione es “no enamorarte de tu idea y tener humildad y paciencia suficientes para introducir las modificaciones que te vayan sugiriendo”, advierte Jaime Martín, socio director general de Lantern, consultora de innovación.

El Design Thinking pone al usuario en el centro de la investigación. Él es quien aporta insight, la fuente de información que indica cuáles son sus necesidades reales y lo que estaría dispuesto a consumir. Los límites restantes los ponen la imaginación y robustez del equipo investigador, la tecnología y la estrategia. “Un buen trabajo de investigación que dé con el producto adecuado, que sea técnicamente factible y comercialmente viable son los tres factores que deben confluir para asegurarnos el éxito”, recuerda Jaime Martín. Y es en la fase inicial donde el Design Thinking resulta útil.

Cómo funciona

Lo primero es que para generar ideas hay que trabajar en equipo y cuanto más variado sea el perfil de sus integrantes mejor. Para guiar el proceso se recomienda la presencia de una persona que conozca la metodología. En cuanto a los espacios de trabajo, son preferibles los lugares luminosos, con las paredes libres y que propicien la inspiración. En cuanto al material de trabajo habrá que pertrecharse de rotuladores, lápices de colores, papel, notas adhesivas, cámara fotográfica o cualquier otro soporte válido para recoger las ideas e interaciones que van fluyendo.

El proceso

Se establecen cinco fases:

1. Empatizar: O lo que es lo mismo “ponerse en la piel de quien va a usar nuestro producto o servicio”, dice Jaime Martín. La única alternativa aquí es salir a la calle y visitar a los usuarios en su entorno habitual al objeto de entrevistarles, hablar con ellos, imbuirte de su ambiente y, lo que es más importante, observarlos, dado que no siempre somos conscientes de nuestras necesidades.  Esta primera fase se considera útil no sólo para descubrir necesidades reales sino también para guiar los esfuerzos de innovación, identificar a los usuarios adecuados y sus entornos y averiguar las emociones que guían sus comportamientos.

2. Definir: Con todos los datos recogidos volvemos al espacio de trabajo para depurar “y llegar al fondo de esa necesidad”, explica Marcos Saavedra, director de Vermis Project y especialistas en Design Thinking. Es la fase que se conoce del insights donde seleccionas un problema específico o significativo para poner el foco y para la toma de decisiones concretas y canalizar la tercera fase.

3. Generar ideas: En función de esos problemas de fondo detectados se van generando ideas que aporten soluciones. “Es importante- recuerda Marcos Saavedra- favorecer el pensamiento expansivo, sin filtros de ningún tipo para dar rienda suelta a la creatividad”. Cuantas más soluciones se aporten mejor, por absurdas que parezcan, dado que ello nos permitirá ir más allá de soluciones obvias, descubrir áreas inesperadas de exploración, aprovechar las fortalezas de todos los integrantes del equipo y generar flexibilidad en las opciones de innovación.

4. Prototipar: Se trata ahora de convertir las ideas en una realidad, de hacerlas palpables y darles forma física. Marcos Saavedra recurre en esta fase al denominado Lean Design puesto que comparte con la metodología del Lean Startup la filosofía de prototipar de manera rápida y barata para presentárselo al cliente final. Entienden que si una imagen vale más que mil palabras un prototipo vale más que mil imágenes.

5. Probar: El prototipo, todavía en baja resolución, se muestra a los potenciales clientes al objeto de recabar su opinión. Los defensores del método se rigen aquí por otra de sus máximas: “Prototipa como su supieras que tienes razón, pero testa como si supieras que estás equivocado”. El objetivo no es otro que hacer una llamada a la humildad para aceptar críticas y asumir los cambios propuestos que podrían conducirte de nuevo a la caseta de salida.

Cada fase requiere de técnicas y procedimientos creativos específicos pero la clave no está en “la caja de herramientas sino en el trabajo etnográfico que haya hecho el equipo de investigación y su capacidad para combinar la empatía, la creatividad  y la racionalidad”, dice Martín.

En cualquier caso, si te interesa conocer algunas de las técnicas que se utilizan, añadimos un link del manual traducido sobre Design Thinking redactado por Tim Brown, profesor de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Stanford, presidente de IDEO y principal precursor internacional del método: http://www.lantern.es/white_papers/design-thinking-manual-de-uso/0017



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