Mauro Libi Crestani tuiteó: Cómo fomentar la creatividad en la empresa con una tormenta de ideas

El economista Mauro Libi Crestani acaba de leer:

Muchas veces los conceptos permanecen latentes en nuestro cerebro durante meses o años, sin que consigamos atar los cabos suficientes para conectarlos y producir una buena idea. Una de las herramientas utilizadas en el management creativo es reunir a un grupo de personas para poner en práctica elbrainstormingo sesión de tormenta de ideas en la que se desata la esencia de nuestros pensamientos y las experiencias acumuladas.

En cualquier caso, se trata de una técnica de grupo, popularizada por el ejecutivo publicitario Alex Osborn finales de los años treinta, que ha permanecido y se ha perfeccionado con el tiempo. Esta técnica ha pasado de ser un mero instrumento publicitario a utilizarse en actividades como la política, el periodismo o el debate legislativo.

Y es que, sin duda, las ideas generadas en un brainstorming pueden convertirse en armas muy eficaces para la solución de problemas. No obstante, aunque se sigan al pie de la letra las reglas del braingstorming –diferentes criterios, construcción previa de ideas, rotaciones libres, generan todas las ideas posibles...–, no siempre se cosechan los resultados deseados.

Con todo, las investigaciones y las experiencias acumuladas durante años en torno albrainstorming,lo han convertido en un método bastante fiable. Eso sí, siempre que se consiga reunir al grupo de personas adecuado para desencadenar una buena ‘tormenta’.

El juicio diferido

El brainstormingse basa en la teoría de que muchas reuniones fracasan porque, desde que surgen, las ideas se ven sometidas a una crítica destructiva por parte de los asistentes, de manera que no da tiempo a que maduren y se perfeccionen. Para impedirlo, el propio Alex Osborn ideó un método realmente eficaz, al que llamó juicio diferido. Consistía en separar radicalmente el proceso en dos fases. En la primera, el grupo no emitía ningún juicio sobre las ideas que se generaban. En la segunda fase, cuando ya se había generado el número de ideas suficiente, se realizaba un examen crítico y selectivo.

Los más ortodoxos brainstormers exigen que sea otro grupo diferente el que efectúe la selección de las ideas. Además, suelen hacer hincapié en dos factores que determinan la calidad de una ‘tormenta de ideas’:

 Una buena dirección. Es imprescindible que algún veterano prepare, ordene, modere, controle y dirija la sesión. Sin un moderador que motive y controle a los asistentes, la tormenta de ideas es una pérdida de tiempo, pues se pueden dar situaciones como el abucheo a uno de los participantes.

● La composición del grupo. Es mejor que se incorporen personas de otros departamentos o áreas de la empresa. Pueden ver los problemas desde una óptica distinta a la de los miembros habituales. No conviene que participen quienes entienden mucho sobre un tema o están demasiado involucrados. Puede ser contraproducente, pues podrían crear ideas en exceso similares a los patrones originales.

Llega la tormenta

Para llevar a cabo una buena ‘tormenta de ideas’, es necesario seguir estos pasos:

1. Individualización. El moderador se asegurará de que todos los asistentes conocen el problema, el procedimiento y las reglas del brainstorming. Cada asistente debe tener una hoja de papel en blanco y un bolígrafo, para escribir el mayor número de soluciones posible.

2. Exposición. Unos minutos después, cada miembro del grupo expone las ideas generadas, sin debatirlas.

3. Grupo. A continuación, el grupo se arma de post-it, subrayadores y folios, y dedica cinco minutos a hacer otrobrainstorming,esta vez colectivo, para añadir más soluciones al mismo problema. Se van escribiendo por turnos en una pizarra para que puedan ser vistas por todos los miembros del grupo.

4. Comparación. El siguiente paso es combinar todas las soluciones, de manera que se puedan generar nuevas ideas.

Las cuatro ‘pes’

Éstas son las cuatro ‘pes’ de la sesión ideal de tormenta de ideas:

● ‘People’ (gente). En igualdad de condiciones, un grupo de gente creativa por naturaleza superará a otro de personas que lo son menos. Pueden ver los problemas desde diferentes perspectivas y tienen la habilidad de producir rápidamente muchos y diferentes tipos de nuevas ideas.

Los grupos más efectivos constan de cuatro, cinco o seis personas, aunque cinco es el número ideal. Si es posible, los múltiples grupos de cinco personas deberían producir sus ideas en la misma sala. Esta situación puede facilitar la espontaneidad.

● ‘Process’ (proceso). Para crear la mayor cantidad de ideas posible, se requiere separar la generación de ideas de la evaluación. Por eso, un buen moderador establecerá ciertas reglas mínimas antes de empezar la sesión.

Las técnicas son también fundamentales. Los grupos pueden empezar con una limpieza de cerebro: los participantes comparten sus ideas y, a partir de ahí, se producen otras nuevas.

 ‘Pressure’ (presión). Se trata de las influencias positivas y negativas existentes en torno al grupo. Las presiones externas, sobre todo la limitación del tiempo para conseguir ideas ingeniosas, suelen ser contraproducentes.

Según los expertos, el grupo debe tener un espíritu divertido, con humor y espontaneidad. Crear el ambiente adecuado no es fácil. El mejor modo de conseguirlo es juntar a los miembros del grupo más desinhibidos.

● ‘Product’ (producto). El último ingrediente para crear una sesión en la que se generen ideas efectivas es tener muy claro el modo en que se producen. Lo ideal es situar todas las ideas en un mismo plano: las que surgen al principio y durante la reunión, las mejores y las peores. Cualquiera de ellas puede servir para solucionar otros problemas en una próxima reunión.

En definitiva, lo importante es producir muchas ideas, aunque parezcan tontas o descabelladas. No importa. Como decía Víctor Hugo: “Lo que conduce y arrastra al mundo no son las máquinas sino las ideas”.

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10 reglas para dirigir una sesión eficaz

Para llevar a cabo correctamente una sesión de ‘brainstorming’, es imprescindible seguir algunas reglas básicas. El moderador se encargará de comentarlas antes de dar comienzo la ‘tormenta’.

1. Todo vale. No hay respuestas correctas o incorrectas. Todos los pensamientos expresados son válidos.

2. Escribir las ideas. Alguien del grupo debe tomar nota de las ideas. Así, los participantes pueden ver la lista de respuestas durante la sesión, lo que puede ayudar a inspirar nuevas ideas. Se puede utilizar una pizarra.

3. Ideas íntegras. Escribirlas, respetando tal y como se han expresado.

4. Sin pie ni cabeza. La mayor incongruencia puede ser la mejor idea.

5. Valoración final. La meta es conseguir que el grupo piense en la mayor cantidad de ideas posible sobre un problema o una situación. No es bueno empezar a valorar las ideas hasta que finalice la sesión.

6. Clasificación. Al final, el grupo clasificará las ideas por categorías (prácticas o realistas, por ejemplo), dándoles prioridad en función de la necesidad.

7. Duración. La sesión durará de 45 a 60 minutos.

8. Reunión amena. Intentar que la sesión resulte divertida. La motivación de todos los miembros del grupo es esencial

9. Silencios válidos. Los periodos de silencio pueden generar nuevas ideas

10. Turnos. Aportar una idea por turno, sin dar explicaciones. Si alguien se bloquea, esperará la próxima vuelta.

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vía Cómo fomentar la creatividad en la empresa con una tormenta de ideas