Mauro Libi Crestani: Emprender en psicología

El fundador de Psiky es Jorge Fresco, psicólogo titulado y experto en marketing digital. Este no es su primer proyecto emprendedor. Antes montó una primera consulta en Narón (A Coruña) y, posteriormente, apuntaló un segundo proyecto en Valencia, junto a un colega. En 2016 decide iniciar la andadura de nuevo en solitario y tiempo después, el pasado mes de marzo, lanzaba Psiky, donde ofrece servicios de consultoría a los psicólogos interesados en montar su propia empresa.

“La salidas para los psicólogos no son muchas. Las típicas suelen ser prepararse el máster para trabajar en alguna consulta, la investigación, opositar o hacer prácticas no remuneradas en una ONG. Yo les animo a emprender y a adaptarse a la nueva psicología”, dice Jorge Fresco. Reconoce también que le ha sorprendido la respuesta a la iniciativa, con unas métricas que, aunque todavía pequeñas, suponen la entrada de 4-5 nuevos clientes cada mes, la mayor parte de ellos en busca de una solución de autoempleo.

Para dotar a los psicólogos de unas habilidades que no encuentran en la formación académica, este experto en práctica clínica ha diseñado un programa de formación que imparte tanto de modo presencial, en Valencia, como online. El programa, que estructura en 10 fases, parte desde ayudarles a definir sus objetivos profesionales, pasando por la elaboración del plan de negocio, la definición del modelo, fijar precios y hasta el uso de las herramientas publicitarias y el marketing digital. De todos los pasos, entiende que el primordial es acotar las especialidades que el terapeuta quiere abordar. “No basta con decir que eres psicólogo, hoy día tienes que ofrecer soluciones a problemas específicos como ansiedad, depresión, fobias…o cualquier otro, pero dentro de una especialidad”.

Pero, además de aleccionarles en prácticas de empresa, Jorge Fresco encuentra otro desafío en inculcar a estos profesionales un nuevo rol, más allá de la mesa del despacho y el diván, en beneficio de un trato más desenfadado y cercano. Está convencido de que las formas de comunicarse han cambiado y que conectar con los pacientes/clientes en la actualidad exige tener una web, saber posicionarse en los buscadores, estar en las redes y, por qué no, saber venderse, aspecto en el que los profesionales de la psicología parecen sentir pudor. “Entiendo que en la mayor parte de los casos, la psicología es vocacional y que nos gusta ayudar, pero si no hay clientes, no hay negocio y de lo que se trata, en definitiva, es de procurar negocios estables y económicamente sostenibles en el tiempo”, dice.



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