La idea surgió en un hackathon en Londres donde Miguel Martínez López-Sáez cursó un MSc. El prototipo que creó se basaba en el concepto de las antiguas máquinas expendedoras de música en los bares donde elegías una canción a cambio de una moneda. La idea se alzó con el segundo premio de la competición y ello le animó a llevarlo al siguiente nivel. “Decidí retomarla ya que me parecía que había mucho potencial escondido detrás del concepto de jukebox social”, dice.
La propuesta de Miguel Martínez consiste en una una plataforma denominada Artic Five cuyo primer producto será Five Music, un servicio que permite controlar de antemano la música que sonará en cualquier evento social. A través de la plataforma, todos los interesados pueden participan en la selección musical y votar sus temas preferidos desde cualquier dispositivo.
Hasta ahora lo habitual para la animación musical de cualquier evento era contratar a empresas especializadas o disc jockey profesionales ateniéndose a la librería disponible que, aunque amplia, tenía sus limitaciones. Artic Five acaba con las restricciones, puesto que filtra los temas musicales de YouTube y los va añadiendo a la lista configurada a demanda (playlist). Los usuarios, por su parte, pueden acogerse a un modelo de suscripción mensual, que da derecho a uso ilimitado de la plataforma durante ese tiempo, o realizar un pago único para un servicio ocasional, como podría ser una fiesta de Nochevieja o la celebración de un cumpleaños. En el target entran, pues, tanto clientes particulares como corporativos.
En cuanto a la innovación que aporta, según Miguel Martínez, radica en que “actualmente no existe ningún producto que ofrezca la posibilidad de crear playlists de música de forma colaborativa con las prestaciones que presenta Five Music”.
El negocio se basa en un modelo freemium en el B2C, con un paquete básico gratuito para un máximo de 10 personas que pueden añadir canciones y votar por sus favoritas, suficiente para una reunión familiar o entre amigos. En caso de querer fiestas más grandes, se puede utilizar la moneda virtual de la aplicación para aumentar el límite, o incluso subir una canción a la primera posición de forma inmediata. Las fiestas privadas también se pagan aparte, para que no pueda participar cualquier persona en la fiesta de otro sin su autorización. En el caso de las empresas, lo que se aporta es la suscripción.
Y aunque la validación e implementación la están llevando a cabo con usuarios individuales, creen que el potencial de la idea apunta al B2B con clientes como pubs o discotecas interesadas en tener sesiones de música abiertas a la elección del público. No obstante, el proyecto se halla aún en fase beta. Una vez superadas las pruebas de usabilidad, la intención de Miguel Martínez es buscar inversores privados que respalden el desarrollo completo del proyecto. Las primeras citas con las inversores las tiene planeadas para el mes de noviembre, en el evento Web Summit de Lisboa, al que asistirán como startup invitada.
vía Eventos con acompañamiento musical a demanda