Mauro Libi Crestani: El horario ideal para tus empleados y tu empresa

A grandes rasgos, podría definirse el reloj biológico como la relación que existe entre el tiempo y las actividades fisiológicas que llevamos a cabo a diario. El cerebro emitiría señales indicando en qué momento deben realizarse determinadas tareas. Es el motivo por el que, más o menos, sentimos hambre o sueño cada día a la misma hora. Otra cosa parece estar clara: que las noches son para descansar y el día para trabajar. Cierto que hay personas que dicen concentrarse mejor durante la noche y es posible que así sea porque se han acostumbrado a ello y porque pueden compensar las horas de vigilia nocturna con la prolongación del descanso matinal. Pero lo habitual en los seres vivos es sincronizar nuestros hábitos a las revoluciones de la tierra. Así lo hacen la mayoría de plantas, los animales y los humanos.

El asunto, que a algunos puede parecer baladí, fue el tema de investigación de los galardonados este año con el Nobel de Medicina “por sus descubrimientos de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano”. Se refiere a esos cambios físicos, mentales y conductuales que padecemos cada 24 horas en sintonía con la presencia de luz o la oscuridad. La comunidad científica reconoce así la importancia de este mecanismo para la salud humana que marca directrices como las horas de sueño necesarias, el ritmo respiratorio, el cardiaco o la presión sanguínea, entre otros. Alterar esos ritmos naturales durante periodos prolongados, acaba también trastornando la salud física, mental y social.

Es el discurso que, desde hace años, mantiene José Díaz Canseco, managing director de la consultora estratégica de Recursos Humanos The Human Touch y miembro de la Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios. La batalla que sostiene es persuadir a las empresas para que respeten ese reloj biológico, tanto en beneficio de los trabajadores como en el de la cuenta de resultados de la compañía, dado que lo primero va aparejado a un incremento de la productividad y la eficacia.

El riesgo de los turnos

El problema es especialmente grave en aquellas organizaciones que exigen actividad continuada y la aplicación de turnos de trabajo. Claro que un hospital o unas líneas áreas, por ejemplo, no pueden detener su actividad durante la noche, pero se sabe que los trabajadores sometidos a estos turnos acaban asociando ciertos trastornos y enfermedades, sobre todo las personas mayores de 45 años. “Se sabe, por ejemplo, que puede aumentar hasta un 40% el riesgo de accidentes cardiovasculares, pero también que se dispara la tasa de divorcio hasta en un 50%”, dice Díaz Canseco.

La solución que apunta este profesor en EAE Business School para aquellas organizaciones que requieren de turnos es organizarlos de forma discontinua, de manera que ningún trabajador se vea obligado a desempeñar siempre su trabajo de noche. Una alternativa podría ser asignar durante 3-4 días un horario, seguido de 3 días de descanso y, después, otros 3-4 días en un horario distinto. Es decir, disponer los turnos de manera rotativa, acorde con lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ya en el supuesto de una empresa que no exigiese turnos, el horario ideal para aplicar a los trabajadores sería, según Díaz Canseco, “entrada flexible de entre 7.30 y 9.00 por la mañana, un descanso de 45 minutos para comer, y salida entre las 16.30 y 18.00. No hablamos de reducción de jornada, en total suman 8 diarias, sino de la racionalización de los horarios”.

El horario de Canarias

Afirma también Díaz Canseco que en España dormimos menos que en los países europeos, una media de 53 minutos menos en el caso de los niños. Por eso otra de sus reivindicaciones es acompasar nuestros horarios al ciclo solar “deberíamos llevar siempre una hora menos, como en Canarias, para ajustar nuestro ritmo de vida a las horas de luz. Está demostrado que si dormimos poco, tenemos menos energía y rendimos menos.  Lo ideal es dormir una media de entre 6 y 8 horas y hacerlo acorde a los ritmos circadianos. Cuando esto no se cumple bajamos la productividad y la capacidad de concentración. No se trata solo de facilitar la conciliación de los empleados, sino también de optimizar la empresa. Cuando una compañía favorece la flexibilidad y la conciliación, esto se traduce en un retorno de beneficio para la empresa de entre un 2,5 y un 3%”, asevera.

Para potenciar estas políticas y premiarlas creó la Comisión Nacional, el pasado mes de mayo, un Sello de Horarios Racionales avalado por la auditoría TÜV Rheinland Ibérica y con el apoyo, por ahora único, de la Comunidad de Madrid. Una compañía aseguradora será la primera en ostentarlo.



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