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"Hace tres años estaba en una consulta de endocrinología y entró una niña de diez años, puso la bomba de insulina encima de la mesa y dijo que no quería seguir con el tratamiento, que quería dejarlo. Contó que sus amigas se reían de ella en el colegio y que le era tremendamente incómodo estar poniéndosolo y quitándoselo, y que no podía soportarlo, que hasta ahí había llegado. La doctora le explicó todos los problemas que podían surgir si dejaba el tratamiento, incluso le dijo que se podía quedar ciega de mayor. Y ella dijo que por encima de su cadáver. Y se fue sin tratamiento”, nos cuenta Eduardo W. Jorgensen, médico y cofundador de Medicsen.

“Pensaba que en algo tan común debía haber iniciativas de tratamiento que mejoraran la calidad de vida de los pacientes. Resulta que no. En esa misma consulta pensé que quería solucionarlo”, continúa.

Dos años después de esa consulta, su empresa, Medicsen, recibió inversión de un fondo dubaití para desarrollar un páncreas artificial no invasivo que combina un reloj con sensores y un parche que aplica la insulina, y una app que gracias a un algoritmo realiza los análisis precisos para individualizar el tramiento. Un año después lanzaban al mercado una aplicación en Beta para testar con un centenar pacientes.

¿Los grandes no entran?

La primera pregunta que te haces cuando te cuentan un negocio de este tipo es: ¿Y no entran los grandes? “Grandes marcas como Medtronics, incluso Apple y Google están investigando. El problema que tienen, desde nuestro punto de vista, es que la forma que tienen de acercarse a la solución del problema es con tecnología actual, con una bomba y un sensor como los que ya existen hoy en día”, argumenta este médico-emprendedor.

Medicsen ha desarrollado un páncreas artificial no invasivo, que combina los habituales sensores de glucosa con nuevas variables (estrés, ejercicio, alimentación, frecuencia cardiaca...) con el objetivo de individualizar el tratamiento y administrar la insulina en infusión continua de forma no invasiva. La insulina, el sistema de administración y los sensores se encuentran incorporados en un wearable con apariencia de smartwatch con un parche que suministra la insulina. "El sistema se compone de un algoritmo inteligente conectado a una app de comunicación con el paciente y a un parche para la piel que libera insulina en el organismo", explica Jorgensen.

Aprende de ellos

“Está diseñado para el paciente y para el médico. Además no está asociado a un solo laboratorio: tienen cabida todas las soluciones diagnósticas. Asimismo al tener centralizado la solicitud de estudios, puede servir como plataforma de gestión y seguimiento de las pruebas solicitadas”, comenta este emprendedor.



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